Diferencias entre la caspa grasa y la caspa seca
Las glándulas sebáceas en el cuero cabelludo producen sebo. Éste es fundamental para mantener el equilibrio del cuero cabelludo y del cabello, ya que los protege de la pérdida de humedad y de los factores ambientales. Las células superficiales de la piel se renuevan continuamente, lo que también sucede en el cuero cabelludo, aunque, normalmente, el desprendimiento de las células muertas no se percibe a simple vista. Si el cuero cabelludo pierde su equilibrio natural, este proceso de renovación se altera y, como resultado, la caspa se hace visible. Entre las formas más comunes de la caspa, encontramos la caspa seca y grasa.
Caspa seca
La caspa fina y seca tiene su origen en el cuero cabelludo seco. Las glándulas sebáceas no producen suficiente sebo, lo que afecta al equilibrio natural del cuero cabelludo. Si éste es más bien seco, es habitual que aparezca una caspa blanca y fina que se desprende de la cabeza y del cabello.
Caspa grasa
Cuando el cuero cabelludo es graso, las glándulas sebáceas producen demasiado sebo. Esta presencia excesiva de sebo puede ser causada tanto por factores personales (por ejemplo, aspectos hormonales, la predisposición genética o el tipo de piel) como por factores externos (condiciones ambientales, el clima, etc.). Cuando esto ocurre, pueden incrementarse los gérmenes y microorganismos naturalmente presentes en la piel, afectando así al equilibrio del cuero cabelludo.
Como resultado, los elementos derivados de la degradación del sebo irritan la piel, producen picor y aceleran el desprendimiento de las células de la piel. El exceso de sebo hace que éstas se adhieran entre sí, formando así partículas grandes, visibles, grasientas y amarillentas que se pegan al cuero cabelludo o al cabello. Cuando aparece la caspa grasa, y ante la gravedad del problema, la elección del champú más adecuado se convierte en un aspecto fundamental.
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